La transformación de Venus

El planeta que fue habitable

La cuestión sin duda es polémica, y algunos científicos siguen defendiendo que Venus nunca fue apto para la vida.
En 2016, Michael Way, del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, y sus colaboradores aplicaron un modelo climático tridimensional al Venus primigenio y descubrieron que podría haber presentado temperaturas tan suaves como para albergar vastos océanos de agua líquida, el componente esencial de la vida tal y como la conocemos.
Muchos científicos han postulado que Venus nunca albergó agua líquida. Hace unos 4500 millones de años, cuando se formó el sistema solar, el planeta habría recibido suficiente luz solar como para que el agua de su atmósfera escapara al espacio, y la radiación habría frustrado la aparición de la vida. Sin la presencia de algún factor mitigante «no habría habido nada», confirma Way. Él y Del Genio piensan que ese factor es una nube de gran tamaño que podría haber aparecido en las etapas tempranas de la evolución de Venus y haber enfriado el planeta.

            

A diferencia de la Tierra, Venus no rota sobre su eje una vez cada 24 horas, sino cada 243 días terrestres. Dado que tarda un tiempo similar en completar una vuelta alrededor del Sol (225 días terrestres), una cara del planeta disfruta largamente de la luz solar mientras la otra está sumida en una prolongada oscuridad. Una atmósfera espesa podría favorecer la circulación de calor del lado diurno al nocturno y mantener Venus caliente. Pero en el modelo de Way y Del Genio, una enorme nube sobre la cara diurna actuaría como un escudo brillante que reflejaría la luz solar incidente y produciría temperaturas lo bastante bajas como para sustentar agua líquida.

      

La idea tradicional de cómo es que Venus se convirtió en un mundo apocalíptico, con temperaturas que podrían fundir el plomo y presiones capaces de aplastar maquinaria pesada, es que el aumento gradual del brillo del Sol calentó tanto el planeta que este dejó de poder albergar un océano estable. En otras palabras, el borde interior de la zona habitable (la región orbital donde el agua líquida puede crear las condiciones propicias para la vida) se desplazó más allá del segundo planeta del sistema solar. Sin embargo, el modelo de Way y Del Genio sugiere que la cubierta de nubes habría proporcionado suficiente sombra como para mantener agua líquida en la superficie de Venus incluso hasta hoy en día, si algo no hubiera llevado al planeta a su estado actual.

Los autores proponen un mecanismo violento que podemos entender fijándonos en la Tierra primitiva. Hace unos 250 millones de años, se abrieron profundas grietas en la corteza terrestre; eso arrojó lava a la superficie y suficiente dióxido de carbono a la atmósfera como para producir la mayor extinción masiva de nuestro planeta: perecieron el 96% de las especies marinas y el 70% de las terrestres. Tales episodios volcánicos dejan tras de sí depósitos conocidos como grandes provincias ígneas y producen al menos 100.000 km³ de lava a lo largo de un millón de años.

Aunque estas erupciones han sacudido la Tierra en diversas ocasiones y a menudo han causado extinciones masivas, nunca han ocurrido varias a la vez, pero los científicos no ven ninguna razón por la que no pueda darse más de un evento simultáneamente. Y si eso hubiera sucedido en Venus, se habría liberado suficiente dióxido de carbono a la atmósfera como para convertir el planeta en un invernadero apocalíptico, según los investigadores.

Byrne cree que deberíamos enviar a Venus una flota de naves espaciales, con orbitadores, módulos de aterrizaje, globos aerostáticos, plataformas aéreas e incluso dirigibles. La atmósfera del planeta puede darnos pistas sobre cuánta agua se ha perdido, y la superficie podría revelar si las erupciones volcánicas la fisuraron y cuándo lo hicieron. Las futuras misiones podrían ayudar a zanjar el debate sobre si Venus reunió en algún momento las condiciones necesarias para la vida y obligar a los astrónomos a ampliar su búsqueda de planetas habitables en la galaxia.

«Si este escenario es correcto, eso supone que los planetas similares a Venus tienen posibilidades reales de albergar vida y no deberíamos ignorarlos», apunta Adrian Lenardic, geofísico de la Universidad Rice.

Mi opinión

¡Qué sorprendente! ¿no?

Cómo es que el planeta Venus llegó hasta el punto de parecer un infierno por sus altas temperaturas. Se puede comprender un punto importante, el cuál es que para entender mejor a Venus, fue necesario compararlo con la Tierra, y así nos daríamos cuenta de que se pudo albergar vida en éste, aunque sigue habiendo ciertas cuestiones que dicen lo contrario. La Tierra también ha sido víctima de evolución para mal, un claro ejemplo es el clima, hoy en día ya no llueve como antes, el viento sopla mas fuerte que antes, el calor ha subido de temperatura al igual que el frío; ya no hay un balance en él, esto se debe a la actividad de los seres humanos al quemar combustibles fósiles, talar las selvas tropicales y explotar ganado. Las enormes cantidades de gases así producidos se añaden a los que se liberan de forma natural en la atmósfera, aumentando el efecto invernadero y el calentamiento global.

En mi opinión, el planeta Venus sufrió una transformación radical, no existe una explicación a verdad de cómo es que no se pudo mantener en naturaleza similar a la Tierra, respecto a tener agua y así poder crear vida en sentido de flora. Nunca se sabrá a ciencia cierta cómo se maneja el universo, siempre van a quedar dudas, surgirán nuevas preguntas, y sólo el ser humano se podrá acercar a un porcentaje de la verdad.

¿Ustedes qué opinan?

Fue un placer compartir este tema con ustedes, ojalá les haya fascinado. Hasta la próxima.


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